martes, 28 de mayo de 2019

Ave de paso

Iridiscente mirada, en ojos paisanos
Tendiste tu mano a un alma perdida
Aquella pebeta, de noches trasnochadas
se sentía confundida, y bastante embrujada.

Con el correr de los días fuiste abuelo, padre, santo
Sin perder la compostura, provocaste todo, menos llanto
y es hoy día que se te sigue recordando, viejo anhelo,
por tu cariño sincero, y tus buenas intenciones,
qué saben los ángeles de pasiones, si no pueden darse abrazos
Sólo agradecer, nuevamente, que hayas detenido tu paso,
para dejar que esta jineta, de coraje intermitente, con tu gallardía presente, descansara en tu remanso.